Auto-empleado… ¿o emprendedor?
En momentos socio-económicos como el que estamos viviendo, donde el tablero del juego se desmontó por completo, se hace necesario despertar el espíritu emprendedor para lograr subsistir en un panorama que ya no da tregua a una vuelta atrás. El sistema de estudio-empleo-jubilación que popularizó el utópico estado del bienestar dejó de existir y los que se siguen resistiendo a ese cambio están muy lejos del pretendido bienestar.
Los empresarios deben cambiar sus estrategias y adaptarse a nuevos comportamientos de los mercados, además de entender la aplastante influencia de Internet y las Redes sociales, y de los nuevos modelos de negocio acompañados por la creación de nuevas profesiones inimaginables hace unos pocos años atrás.
Sin embargo las personas que han dependido siempre de un empleo, de trabajar para otras personas y de vender su tiempo y esfuerzo por dinero para el supuesto bienestar personal, corren el riesgo de quedarse atrapados en esa tela de araña o de salir de ella bien, o mal. ¿Por qué?
Bueno, quedarse en la tela de araña no es el tema del que hablaremos en este post, pero al salir de ella puede que el mindset de la persona, los conceptos y creencias que carga en su mochila, le lleven a buen puerto, o no.
Que debe trabajar por su cuenta y ser independiente es algo que ya nadie cuestiona; eso es una evidencia. Pero no es tan sencillo como decidir dejar de trabajar para otro y empezar a trabajar para mi. Por eso hoy hablamos de la diferencia entre un auto-empleado y un emprendedor…. -¿Y no es lo mismo?….
Básicamente, un auto-empleado sigue haciendo su trabajo para un jefe, aunque en este caso sea el mismo… (lo que no sé si es mejor) El trabajo, por supuesto, sigue siendo el mismo… ¡o mucho más! porque ahora tiene que cargar con el trabajo de siempre más la responsabilidad de gestionarlo todo. Tiene que hacer frente a las cuentas que antes no veía, debe controlar cosas que antes no controlaba, debe asumir costes que antes no asumía,… y si queda algo al final quizás pueda obtener algún beneficio; nada de salario garantizado.
Esta opción es nefasta; el gran problema es que muchos empleados pasan a ser auto-empleados sin contar con que ahora su dinámica va ser muy distinta. Muchos piensan que al auto-emplearse todo va a ser más sencillo. Otros creen que ahora van a ser más libres, van a trabajar menos, van a ganar más, van a tener más tiempo,… y lo cierto es que si eso sucede su negocio no va a durar demasiado en pie.
La opción tan promovida del auto-empleo se acaba convirtiendo así en un agujero negro, si la persona no toma una actitud distinta en la que realmente se produzca un cambio mental respecto al trabajo y a la economía, ya que mientras un auto-empleado piense que lo único que va a cambiar va a ser la ausencia del pesado del jefe y que ahora va a disponer de más libertad de horarios y no va a trabajar tanto como antes en vez de crear un negocio lo que va a hacer es cavar su propia tumba profesional y, en la mayoría de casos, económica.
Por eso es tan importante abatir la mentalidad de auto-empleado y sustituirla por la de emprendedor; algo que no es nada fácil, pero que es necesario.
Aquí nos encontramos con una especie rara; ya os lo adelanto. ¡Si! Porque muchos creen que tener una idea de negocio y arrancarla y tirarla hacia adelante es ser un emprendedor…2 Sin embargo la gran mayoría de los que caen en esa idea acaban destapando al auto-empleado que llevan dentro y que deben rediseñado para llegar a ser emprendedores.
En nuestra experiencia de años asesorando a emprendedores (y supuestos emprendedores), hemos podido darnos cuenta de diferencias vitales en estos dos perfiles que, en el caso que se quieran corregir, deben ser trabajadas y pulidas.
Un emprendedor es distinto a los demás: Así, cuando veas un emprendedor que copia e imita a los demás y no quiere ser distinto, no quiere salirse de la norma o llamar la atención o piensa demasiado en el qué dirán sus amigos y conocidos, cuando pretende parecerse a los otros y copiar métodos, técnicas y estrategias, puedes empezar a deducir que solo busca crearse su propio puesto de trabajo, es decir, auto-emplearse.
El Emprendedor siempre piensa (y sueña) con innovar, con hacer algo distinto, novedoso, sorprendente, diferente, extraño, fuera de la norma, visible, llamativo,… Y además con un detalle importante: Atrevido, valiente y en la mayoría de casos hasta con un punto de locura.
Un emprendedor asume el riesgo: Claro que todo el que inicia una actividad debe asumir riesgos, pero no todos lo hacen. Detectas al auto-empleado cuando realmente lo que sucede es que se tira al precipicio pero cuando se da de morros contra el suelo llora, se lamenta y busca culpables. Puede hasta resignarse al riesgo… pero eso no es asumirlo. El emprendedor por su parte sabe que hay riesgo, y si de veras corre sangre de emprendedor por sus venas, hasta va a ir bordeando el riesgo de cerca, porque sabe que es en esos márgenes, incluso saliéndose de vez en cuando de ellos que puede tener alguna posibilidad de alcanzar el éxito.
Y en el caso de que el riesgo aumente y lo tumbe no se detiene ni para tomar aire porque como ya lo tenía asumido lleva dos cartas más en la manga. Ya tiene su plan B y su plan C preparados y además sabe aprovechar el golpe para dispararse con más fuerza.
El emprendedor no espera ganar: El objetivo es llevar el proyecto hacia arriba, y cuanto más arriba mejor. No hay techo de crecimiento. Las metas son a corto, medio y largo plazo, y el largo plazo es siempre algo borroso, e incluso utópico, pero siempre con la vista fija en crecer más y más. Es la naturaleza misma la que cumple este proceso. Que el proyecto o idea del emprendedor llegue más lejos, a más gente, más arriba, más fuerte,… No sé si alguien se dió cuenta de que no hemos hablado de dinero. Ese no es el foco de un emprendedor. El foco es crecer más y mejor, y el dinero será la consecuencia natural, los objetivos marcados, la recompensa al trabajo bien hecho, y que ya está definido el porcentaje destinado de antemano para reinsertar en el crecimiento del propio proyecto. Algo bien distinto al auto-empleado cuyo foco principal va a ser habitualmente la provisión económica de su trabajo y que no suele gestionar bien el tema de inversiones, lo que hace que las entidades bancarias sean, al fin y al cabo, las propietarias reales de sus negocios, y por lo tanto sus jefes de verdad.
Tolera la frustración y el fracaso: Para un auto-empleado se hace difícil tolerar la frustración cuando algo no sale bien. Su labor es su trabajo, hacer bien su trabajo y resolver los aspectos de su trabajo dentro de su horario y de su nivel de responsabilidad. Es ciertamente difícil este aspecto que hemos podido vivir al lado de personas que inician proyectos viendo como su frustración, cuando algo no anda como ellos pensaban y tienen que tomar decisiones fuera de su ámbito de control, les empuja a abandonar su emprendimiento. Números que no salen, organizaciones que no avanzan, presupuesto que se acaban, resultados que no llegan… La consecuencia suele ser el abandono del proyecto. El emprendedor por su parte, como diría la Biblia, “protege su corazón”. No se deja tumbar por las situaciones, ni las personas, ni los comentarios de otros, ni los resultados negativos; solo evalúa con la mente fija en avanzar y crecer, buscando si hay algún error. Si lo hay lo resuelve y continúa, pero (y ahí está la magia) si no encuentra error se mantiene firme en su ejecución llueva, truene o caiga nieve a pesar de todo y de todos, revisando y evaluando de manera más seguida si es necesario el rumbo, pero jamás dejándose abatir personalmente.
Conoce el valor de las relaciones y las cultiva: Sí, ya sé que eso no tiene que ver directamente con el trabajo a realizar, pero un emprendedor mira siempre más arriba y sabe a ciencia cierta que las relaciones interpersonales son la clave para avanzar laboral, profesional, empresarial y sobretodo personalmente. Un emprendedor que no tiene esto en cuenta está destinado a fracasar así que le guste o no, deberá de asumir este concepto.
El emprendedor debe liderar: No se trata tan solo de trabajo. No se trata tan solo de ganar dinero. No se trata solo de crecer. Un emprendedor, tarde o temprano, generará trabajo, hará ganar dinero a otros y conseguirá que otras personas y otros proyectos crezcan. En este campo el auto-empleado a veces tiene también esa motivación en su corazón, sin embargo suelen faltar las características anteriores para poder llegar a esa fase y conseguir influenciar de esa forma a su alrededor liderando esa transformación.
LLEGÓ EL MOMENTO DE PASAR DE EMPLEADO A EMPRENDEDOR:
Entender estos conceptos es vital para que una persona que siempre ha sido empleada, con mentalidad de empleado, pueda saltar a la otra orilla y convertirse en un emprendedor sin caerse al foso del auto-empleo.
Puede hacerlo perfectamente si está dispuesto a hacer un cambio en sus creencias y conceptos mentales sobre:
– el trabajo,
– la economía y
– el desarrollo personal.
A partir de esa decisión de cambio empezará el proceso para desarrollarse como emprendedor, un proceso largo y seguramente difícil, pero que irá dando pistas de su transformación a medida que cada día disfrute más estar en la otra orilla.
Cuando nosotros asesoramos y formamos a nuevos profesionales del internet marketing vemos estos procesos muy de cerca. Algunos ya tienen mentalidad de emprendedor y pasan sus propios procesos personales en el desarrollo de su nueva profesión, pero otros necesitan hacer también estos cambios internos. Los que no están dispuesto a ello y solo piensan llegar a este lado y llenarse los bolsillos mientras no hacen cambios en su vida y siguen pensando como empleados, suelen caer al foso rápidamente y desaparecer de internet; sin embargo los que entienden este proceso pueden llegar a conseguir tantos resultados como sean capaces de imaginar y soñar.
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